Igual que el mosquito mas tonto de la manada ~

martes, 21 de julio de 2009

El despertar.

Resultó algo atroz. Tenia la sensación de que me habian practicado una gran abertura en el pecho a través de la cual me habian extirpado los principales órganos vitales y me habian dejado allí, rajada, con los profundos cortes sin curar y sangrando y palpitando a pesar del tiempo transcurrido. Racionalmente, sabia que mis pulmones tenían que seguir intactos, ya que jadeaba en busca de aire y la cabeza me daba vueltas como si todos esos esfuerzos no sirvieran para nada. Mi corazón también debia seguir latiendo, aunque no podia oir el sonido de mi pulso en los oídos e imaginaba mis manos azules del frio que sentía. Me acurrucaba y me abrazaba las costillas para sujetarmelas. Luché por recuperar el aturdimiento, la negación, pero me eludia.
Y sin embargo, me di cuenta de que iba a sobrevivir. Estaba alerta, sentia el sufrimiento, aquel vacío doloroso que irradiaba de mi pecho y enviaba incontrolables flujos de angustia hacia la cabeza y las extremidades. Pero podía soportarlo. Podría vivir con él. No me parecia que el dolor se hubiera debilitado con el transcurso del tiempo, sino que, por el contrario, mas bien era yo quien se habia fortalecido lo suficiente para soportarlo.
tanidentificada.

1 comentario: